Santa Margarita
- Admin
- 11 sept 2017
- 3 Min. de lectura
Felipe II poseyó dos imágenes de esta santa pintadas por Tiziano. La primera se identifica con il ritrattto di santa Margherita citada por el pintor en una carta remitida al entonces príncipe Felipe el II de octubre de 1552, que ingresó en 1574 en el Escorial, donde se conserva. La versión del Museo del Prado, posterior y de mejor calidad, probablemente fuera de María de Hungría. Aunque sus inventarios no la citan, Luca Bertelli grabó una Santa Margarita con la inscripción Titiani Vecelei aequitis Cae Reginae Mariae Imp. Caroli V. Sororis Opus.Como otras pinturas de María pasaría tras su muerte a Felipe II, aunque la primera referencia segura la proporciona Francisco Pacheco en su Arte de la pintura (1649), situándola en la iglesia de San Jerónimo de Madrid, edificio de patronato regio, y censurando a su autor por haber mostrado a la santadesnuda casi toda la pierna hasta más arriba de la rodilla, expresión que, como ya notara Wethey, copió de Lodovico Dolce.
La historia de Santa Margarita, virgen de Antioquía del siglo III martirizada por Diocleciano tras su conversión al cristianismo, fue recogida por Santiago de la Voragine en La leyenda Dorada. Cuenta Vorágine que, estando la santa en prisión, pidió al Señor poder contemplar a su enemigo, presentándose un dragón que quiso devorarla pero que desapareció al hacer la señal de la cruz. Tiziano no representó sin embargo este pasaje, sino otro que incluso el poco riguroso Vorágine calificaba de fábula, según el cual el dragón engulló a la santa, quien al hacer la señal de la cruz reventó el cuerpo del animal y salió indemne de su interior. Pese al rechazo del Concilio de Trento a la representación de hechos carentes de veracidad histórica, Tiziano primó la tradición pictórica sobre las advertencias eclesiásticas, siendo evidente su deuda con la Santa Margaritade Rafael, llevada a Venecia a principios del siglo XVI por Giovanni Antonio Venier. En ambas pinturas, una roca sirve de telón de fondo a la acción y la santa emerge del cuerpo del dragón con un gracioso contrapposto. Junto a Rafael, el modo como la santa muestra descubierta la pierna adelantada recuerda la Judith de Giorgione (San Petersburgo, Hermitage). La ciudad en llamas, la cruz que sostiene la santa, y la calavera en el ángulo inferior derecho, son elementos extraños a la iconografía de Santa Margarita, cuya inclusión atribuía Panofsky a su reiterada confusión con Santa Marta y San Jorge, aunque el crucifijo lo tomó Tiziano de la obra de Rafael antes citada.
Tiziano pintó sobre una preparación de carbonato cálcico con óleo muy diluido, lo que explica la extraordinaria ligereza de la capa pictórica, que permite apreciar la trama del lienzo. Formalmente se aprecia la disociación, habitual en sus obras de mediados de la década de 1550, entre el tratamiento dado a las figuras y al paisaje. Santa Margarita presenta un mayor acabado, subrayado por un silueteado en negro de cabeza y brazos similar al aplicado al personaje femenino de espaldas en La Gloria, con el que comparte el mismo verde de la indumentaria. En el paisaje las formas pierden sin embargo nitidez, lo que permite un eficaz juego ilusionista con la vista de Venecia en llamas al fondo y la luna que riela sobre la laguna, surcada por una barca.
Santa Margarita conoció un gran éxito a tenor de las copias conocidas y/o documentadas. La colección de Heinz Kisters, en Kreuzlingen, conserva una que algunos autores creen autógrafa procedente de la de Carlos I de Inglaterra, donde figuraba ya en 1639. Dado su origen y discreta calidad no cabría descartar que su autor fuera Michael Cross, quien, según Vicente Carducho, copió para Carlos, entonces Príncipe de Gales, las obras de Tiziano en la colección real española. Santa Margarita se inventaría entre 1666 y 1734 en el Alcázar de Madrid. En 1746 figura en el Buen Retiro, para pasar después al Palacio Real Nuevo e ingresar en el Museo del Prado en 1821 (Texto extractado de Falomir, M.: Tiziano, Museo Nacional del Prado, 2003, p. 258).

Comments